Y además, está el otro. Zanahorias en el pelo. Que nunca ha visto un peine, que es más malo que la tiña, aunque donaría su camisa a pobres gentes felices. Que se ha casado con la Denise, una chica de ciudad, en fin, de otra ciudad. Que hace sus pequeñas cosas, con su pequeño sombrero, con su pequeño abrigo, con su pequeño coche. Que le gustaría aparentar, pero que no aparenta nada. No hay que jugar a los ricos, cuando no se tiene un duro. Hace falta decir, Señor, que en casa de esa gente, no se vive, Señor, no se vive: se engaña
Y además, están los otros: La madre que no dice nada, o cualquier cosa, de la tarde a la mañana, bajo su bello hocico de apóstol Y en su marco de madera, está el bigote del padre, que ha muerto de un resbalón, y que mira su rebaño tomarse la sopa fría. Y hacen grandes "flchss". Y hacen grandes "flchss".
Y además, está la viejecita, que no termina de temblar, y que se espera que muera, ya que es ella quien tiene la pasta. Que ni siquiera ya se le escucha a lo que esas pobres manos cuentan. Hace falta decir, Señor, que en casa de esa gente, no se conversa, Señor, no se conversa: se cuenta.
...
Jacques
Brel, "Ces gens-là"
Como no hay fideos, cortaremos los macarrones esos que son como remolinos, en rodajitas, unos ajitos para dar sabor al caldo, y ya que nos ponemos a echar, una patata picadita, pimiento, cebolla y un toque de comino. No aspiraba tampoco a ejecutar la sopa de verduras de mi tío Jorge (y el tío Jorge SÍ que es una institución), cuidadosamente picadas, pero no estaba nada mal mi sopa. Nada mal. No obstante, durante la cena percibí que algo no marchaba bien. Aunque no quedaron ni los posos, no escuché ese "flchss" característico.
Por: María José Peña. |
Unos días más tarde era domingo, y junto al "Rocío, mañana si tienes tiempo (que quiere decir que si no tienes tiempo, también), prepara una sopa para la cena" vino aquel fatídico "pero mira, ven, que te voy a enseñar cómo la hago yo". Si hasta aquí hay alguien con fe ciega en la cocina francesa, que abandone la sala, pues no le va a gustar lo que sigue. "Pones a hervir agua, y echas un poco de col, de nabo, de puerro, pero lo verde oscuro, la parte del tallo, la otra no, y de ... (otras verduras que yo creo que ni tienen traducción al castellano). Las verduras las coges del congelador, que siempre hay. Ah, y no eches especias que si no matan el sabor de la col (???). Dejas cocer de 20 a 30 minutos y luego lo bates".
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¿Ya?
¿Ni un mísero cubo de caldo? ¿Y el sabor? ¿Y la consistencia? ¿Y
con la parte blanca del puerro qué hago? ¿Qué será lo próximo, la tortilla cociendo las patatas?
Yo,
que escurro las lentejas con el colador para no tomar el caldo, he
pasado a cenar cada noche un líquido verdoso, pero inodoro e
insípido, porque yo a la col sigo sin pillarle el sabor.
Eso
en Madrid se llama agua sucia, chata.
Así
que... ¡cuidado! No te dejes llevar por el sabor y los sentidos, no
mastiques ni permitas que haya grumos en tu plato de sopa, y utiliza sólo verduras congeladas. Y por
supuesto, no hagas "flchss", que ese Jacques no es sino un
difamador. Un difamador que no es francés, sino belga. No es francés
como tampoco lo es Picasso ni Rousseau, por mucho que os joda. Y
Zidane es medio argelino.
Porque Jacques era belga, pero no era nada tonto. Por eso, para engañar a la censura de la presión social francesa, terminaba su canción excusando a aquella terrible familia con el personaje de Frida, "bella como un sol", pero a la que no dejan que se vaya con él,
Tenemos que admitir que, en el fondo, Francia tiene su Frida. Tiene aquel lado magnético que nos atrae y que nos hace detestarla y amarla a la vez. A pesar, muy a su pesar, de, como diría Mafalda, vuestro vil brebaje. Pardiez.
Porque Jacques era belga, pero no era nada tonto. Por eso, para engañar a la censura de la presión social francesa, terminaba su canción excusando a aquella terrible familia con el personaje de Frida, "bella como un sol", pero a la que no dejan que se vaya con él,
Tenemos que admitir que, en el fondo, Francia tiene su Frida. Tiene aquel lado magnético que nos atrae y que nos hace detestarla y amarla a la vez. A pesar, muy a su pesar, de, como diría Mafalda, vuestro vil brebaje. Pardiez.
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