"Elle est triste elle fait valoir
Le doute qu'elle a de sa réalité dans les yeux d'un autre."

En exil, Paul Eluard.

lunes, 18 de mayo de 2015

La falta de motivación.


"El futuro no es
una página en blanco
es una fé
de erratas."

Mario Benedetti (en los 6 años de su muerte). 

"Asumirse los fueros 
es no dictaminarse. 
Me publico completo, 
me espero mejorable 
desde mi parlamento 
de guitarra sonante. 
Tocando fondo nací un buen día, 
tocando fondo ando todavía."

Silvio Rodriguez. 


Tercer fin de semana consecutivo en el que libro. Me estoy malacostumbrando. El sol ha vuelto a escaparse, como arrepintiéndose de haber hecho acto de presencia en nuestras grises vidas lionesas, al más puro estilo del mito de la caverna. Se nos ha ido el sol, que era algo más que una metáfora y lo había recibido como un verdadero chute de energía para ver la vida de otra forma. Para empezar a tomar el café expreso que semanalmente me doy de capricho en una terraza. Para integrarme en la sociedad francesa y sus picnics. Para viajar sin el peso del paraguas y desempolvar las camisetas de manga corta que hasta ahora utilizaba para dormir.
Se nos ha ido el sol, la vitamina B12 y las excusas para este no tener ganas de nada. O de tener ganas de todo menos de cumplir con las obligaciones. Como diría Aute, “no sé que coño me pasa hoy, que no consigo saber quién soy”. Se nos ha ido el sol dejando un cartel de “vuelvo en cinco minutos” y nos ha dejado así, sin saber que hacer.
Y eso que sobre la mesa se acumulan los papeles, recordatorios, libros, cartas que terminar que escribir... Bajo la montonera debe de estar el ordenador. Efectivamente. Lo enciendo y echo a suertes por dónde empezar. Después de lanzar una moneda, escoger un papelito de una bolsa y echar un par de partidas de cartas conmigo misma, me lanzo al abismo. Hoy vamos a escribir las Lettres de Motivation.

Las cartas de motivación son la razón científica de por qué los franceses son tan asquerosamente chauvinistes. Desde pequeños les enseñan a venderse y a decir que son los mejores. Yo creo que lo aprenden justo entre el hablar y el andar. Los niños franceses empiezan a caminar diciendo que una antigua leyenda gala les nombró los elegidos para introducir el bipedismo en el mundo. Y que nadie se piense que exagero, pues sólo hay que ver su capacidad innata para adornar cualquier pasaje de sus vidas como si estuviera ya planeado, desde tiempos inmemoriales, para triunfar en su glorioso destino. El francés o francesa se quiere tanto a sí mismo porque tiene que escribir una carta de motivación semanal para ser integrado en la sociedad.
Pues una carta de motivación es un documento, de longitud variable, manuscrita o a máquina/ordenador en la que el sujeto en cuestión se postula como el candidato ideal para cualquier beca/estudios/trabajo etc. Hasta aquí, algo ajeno, pero no excesivamente extraño para los que venimos del otro lado de los Pirineos. Todos nos hemos vendido en una entrevista de trabajo (bueno, los que al menos son llamados para ir a entrevistas), más bien o mal. La diferencia es que el francés lo hace como acto irracional, impulsivo, por escrito e individualizado para cada ocasión. El francés se vende y tiene razones para ello, ya que, opte a lo que opte, quiera lo que quiera, toda su trayectoria profesional y académica ha sido pensada y ejecutada por y para llegar hasta ahí. El francés desde los 12 años sabe qué va a ser de su vida, por la simple razón de que él es y será el mejor, porque su país ha preparado y sigue preparando para ser el mejor. ¿O de donde vienen mentes privilegiadas como Descartes, Pascal, Marie Curie, Balzac? ¿De dónde su gloriosa historia de defensores de la libertad del género humano, la democracia y la fraternidad de pueblos (Sic)? Obviamente, de que llevan desde la época de Astérix entrenándose para ello, porque sabían desde antes de que Panoramix inventara la pócima que tomarían la Bastilla. Y lo de la matanza de Saint-Barthélemy, el colaboracionismo y el Frente Nacional son sólo etapas vencidas que les ha dado competencias extra.

En cualquier caso, ironía aparte, ante mi incompetencia por escribir una carte de motivación para la que no estoy en absoluto motivada, llamo a un amigo que ya está acostumbrado a lidiar con mis ataques de gabachofobia e incomprensión total hacia su cultura. Generosamente, se ofrece a ayudarme, y, asombrosamente, descubrimos que mi mayor incompetencia este vez no es de naturaleza lingüística. Que si littérature se escribe con una o dos “t” es lo de menos, que si por mucho que me empeñe en inventarme palabras, todavía eso puede tener solución (espero). El problema soy yo y el contenido que debería verter sobre la carta.
Porque, después de tres o cuatros fórmulas de politesse (con una o dos “s”, es lo de menos) se me plantean las preguntas a responder en mi carta:

-¿Por qué quieres estudiar este grado de desarrollo y protección del patrimonio cultural, especialidad de guía conferenciante (o como se traduzca)?
-Pues...ejem...Veamos... No sé, llevo seis años estudiando historia y no tengo ninguna vertiente profesional factible.
-Pero eso no vale, vamos a intentar girar la pregunta, ¿por qué quieres hacerlo en la universidad de Lyon?
-Pues porque en Madrid cuesta diez veces más.
-Eso tampoco vale, probemos con ¿dónde te ves dentro de diez años?
-No vayas por ahí, porque apenas sé qué quiero hacer de aquí a una semana.
-Pero alguna pretensión tendrás, no sé, ¿qué te gustaría que fuese tu vida? Intenta dar una respuesta en la que estudiar esto y aquí sea relevante.
-... Mira, mejor vamos a hacer una cosa. Yo te cuento varias milongas diciendo que mi verdadera vocación son los museos, y tú lo escribes con las dobles “t” y las dobles “s” necesarias. Porque en verdad, si tuviese respuestas a estas preguntas, creo que ni necesitaría hacer esta carta, ¿sabes? No me pasaría horas muertas delante de una hoja en blanco de word planteándome si hacer este dichoso trabajo de fin de master merece la pena. Sinceramente, yo ya no sé si Francia o España, si este grado o un otro master en a saber qué, y si intentamos hacer la maldita lettre de motivation o me rindo y abrimos una botella de vin rouge
-Mais tu es complètement perdue...
-Si yo te contara.... “Más perdido que el barco del arroz”, como creo que decía mi abuelo. Mi mejor amigo dice “más perdido que el alambre del pan bimbo”, yo “más perdida que un perro en un garaje”, aunque creo que eso me lo inventé (para variar). Tu sais, más perdida que Papa Noel en mayo, que un piojo en una peluca, que una puta en misa, que turco en la neblina.
-On peut dire aussi que tu es plus perdue que ta lettre de motivation.
-Brindemos por el nulo humor francés.

Y descorchamos la botella. 

1 comentario:

  1. :) !Vivan la ironía y el sentido del humor! Ya, si eso, brindaré contigo en cualquier ocasión que podamos.

    ResponderEliminar