"El futuro no es
una página en blanco
es una fé
de erratas."
Mario Benedetti (en los 6 años de su muerte).
"Asumirse los fueros
es no dictaminarse.
Me publico completo,
me espero mejorable
desde mi parlamento
de guitarra sonante.
Tocando fondo nací un buen día,
tocando fondo ando todavía."
es no dictaminarse.
Me publico completo,
me espero mejorable
desde mi parlamento
de guitarra sonante.
Tocando fondo nací un buen día,
tocando fondo ando todavía."
Silvio Rodriguez.
Tercer
fin de semana consecutivo en el que libro. Me estoy malacostumbrando.
El sol ha vuelto a escaparse, como arrepintiéndose de haber hecho
acto de presencia en nuestras grises vidas lionesas, al más puro
estilo del mito de la caverna. Se nos ha ido el sol, que era algo más
que una metáfora y lo había recibido como un verdadero chute de
energía para ver la vida de otra forma. Para empezar a tomar el café
expreso que semanalmente me doy de capricho en una terraza. Para
integrarme en la sociedad francesa y sus picnics. Para viajar sin el
peso del paraguas y desempolvar las camisetas de manga corta que
hasta ahora utilizaba para dormir.
Se
nos ha ido el sol, la vitamina B12 y las excusas para este no tener
ganas de nada. O de tener ganas de todo menos de cumplir con las
obligaciones. Como diría Aute, “no sé que coño me pasa hoy, que
no consigo saber quién soy”. Se nos ha ido el sol dejando un
cartel de “vuelvo en cinco minutos” y nos ha dejado así, sin
saber que hacer.
Y
eso que sobre la mesa se acumulan los papeles, recordatorios, libros,
cartas que terminar que escribir... Bajo la montonera debe de estar
el ordenador. Efectivamente. Lo enciendo y echo a suertes por dónde
empezar. Después de lanzar una moneda, escoger un papelito de una
bolsa y echar un par de partidas de cartas conmigo misma, me lanzo al
abismo. Hoy vamos a escribir las Lettres de Motivation.
Las
cartas de motivación son la razón científica de por qué los
franceses son tan asquerosamente chauvinistes. Desde pequeños
les enseñan a venderse y a decir que son los mejores. Yo creo que lo
aprenden justo entre el hablar y el andar. Los niños franceses
empiezan a caminar diciendo que una antigua leyenda gala les nombró
los elegidos para introducir el bipedismo en el mundo. Y que nadie se
piense que exagero, pues sólo hay que ver su capacidad innata para
adornar cualquier pasaje de sus vidas como si estuviera ya planeado,
desde tiempos inmemoriales, para triunfar en su glorioso destino. El
francés o francesa se quiere tanto a sí mismo porque tiene que
escribir una carta de motivación semanal para ser integrado en la
sociedad.
Pues
una carta de motivación es un documento, de longitud variable,
manuscrita o a máquina/ordenador en la que el sujeto en cuestión se
postula como el candidato ideal para cualquier beca/estudios/trabajo
etc. Hasta aquí, algo ajeno, pero no excesivamente extraño para los
que venimos del otro lado de los Pirineos. Todos nos hemos vendido en
una entrevista de trabajo (bueno, los que al menos son llamados para
ir a entrevistas), más bien o mal. La diferencia es que el francés
lo hace como acto irracional, impulsivo, por escrito e
individualizado para cada ocasión. El francés se vende y tiene
razones para ello, ya que, opte a lo que opte, quiera lo que quiera,
toda su trayectoria profesional y académica ha sido pensada y
ejecutada por y para llegar hasta ahí. El francés desde los 12 años
sabe qué va a ser de su vida, por la simple razón de que él es y
será el mejor, porque su país ha preparado y sigue preparando para
ser el mejor. ¿O de donde vienen mentes privilegiadas como
Descartes, Pascal, Marie Curie, Balzac? ¿De dónde su gloriosa
historia de defensores de la libertad del género humano, la
democracia y la fraternidad de pueblos (Sic)? Obviamente, de que
llevan desde la época de Astérix entrenándose para ello, porque
sabían desde antes de que Panoramix inventara la pócima que
tomarían la Bastilla. Y lo de la matanza de Saint-Barthélemy, el
colaboracionismo y el Frente Nacional son sólo etapas vencidas que
les ha dado competencias extra.
En
cualquier caso, ironía aparte, ante mi incompetencia por escribir
una carte de motivación para la que no estoy en absoluto motivada,
llamo a un amigo que ya está acostumbrado a lidiar con mis ataques
de gabachofobia e incomprensión total hacia su cultura.
Generosamente, se ofrece a ayudarme, y, asombrosamente, descubrimos
que mi mayor incompetencia este vez no es de naturaleza lingüística.
Que si littérature se escribe con una o dos “t” es lo de
menos, que si por mucho que me empeñe en inventarme palabras,
todavía eso puede tener solución (espero). El problema soy yo y el
contenido que debería verter sobre la carta.
Porque,
después de tres o cuatros fórmulas de politesse (con una o
dos “s”, es lo de menos) se me plantean las preguntas a responder
en mi carta:
-¿Por
qué quieres estudiar este grado de desarrollo y protección del
patrimonio cultural, especialidad de guía conferenciante (o como se
traduzca)?
-Pues...ejem...Veamos...
No sé, llevo seis años estudiando historia y no tengo ninguna
vertiente profesional factible.
-Pero
eso no vale, vamos a intentar girar la pregunta, ¿por qué quieres
hacerlo en la universidad de Lyon?
-Pues
porque en Madrid cuesta diez veces más.
-Eso
tampoco vale, probemos con ¿dónde te ves dentro de diez años?
-No
vayas por ahí, porque apenas sé qué quiero hacer de aquí a una
semana.
-Pero
alguna pretensión tendrás, no sé, ¿qué te gustaría que fuese tu
vida? Intenta dar una respuesta en la que estudiar esto y aquí sea
relevante.
-...
Mira, mejor vamos a hacer una cosa. Yo te cuento varias milongas
diciendo que mi verdadera vocación son los museos, y tú lo escribes
con las dobles “t” y las dobles “s” necesarias. Porque en
verdad, si tuviese respuestas a estas preguntas, creo que ni
necesitaría hacer esta carta, ¿sabes? No me pasaría horas muertas
delante de una hoja en blanco de word planteándome si hacer este
dichoso trabajo de fin de master merece la pena. Sinceramente, yo ya
no sé si Francia o España, si este grado o un otro master en a
saber qué, y si intentamos hacer la maldita lettre de motivation
o me rindo y abrimos una botella de vin rouge
-Mais
tu es complètement perdue...
-Si
yo te contara.... “Más perdido que el barco del arroz”, como
creo que decía mi abuelo. Mi mejor amigo dice “más perdido que el
alambre del pan bimbo”, yo “más perdida que un perro en un
garaje”, aunque creo que eso me lo inventé (para variar). Tu
sais, más perdida que
Papa Noel en mayo, que un piojo en una peluca, que una puta en misa,
que turco en la neblina.
-On
peut dire aussi que tu es plus perdue que ta lettre de motivation.
-Brindemos
por el nulo humor francés.
Y
descorchamos la botella.
:) !Vivan la ironía y el sentido del humor! Ya, si eso, brindaré contigo en cualquier ocasión que podamos.
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